Tras el descubrimiento del agujero de ozono en la Antártida a fines de 1985, los gobiernos reconocieron las necesidad de adoptar medidas más estrictas para reducir la producción y el consumo de una serie de CFC (CFC 11, 12, 113, 114 y 115) y varios halones (1211, 1301, 2402). El Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono se adoptó el 16 de septiembre de 1987 en la sede de la Organización de Aviación Civil Internacional en Montreal. El Protocolo entró en vigor el 1º de enero de 1989, cuando fue ratificado por 29 países y la CEE. Desde entonces lo han ratificado varios países más.
El Protocolo fue concebido para que se pudieran revisar los calendarios de eliminación sobre la base de evaluaciones científicas y tecnológicas periódicas. Tras esas evaluaciones, el Protocolo se ajustó para acelerar los calendarios de eliminación. También se lo enmendó para introducir otros tipos de medidas de control y agregar nuevas sustancias controladas a la lista.
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